¡MOITA SAUDE!
EN ESTA OCASION UNA OPINION SOBRE OS ANCARES COMO PARQUE NATURAL.
CARTA ABIERTA A DOÑA EDITA GOMEZ
Me dirijo a vd. con motivo de unas declaraciones suyas referidas al proyecto de creación del Parque Natural de Os Ancares en el sentido de considerar el proyecto «un reclamo para turistas. Todos os veciños non imos vivir do turismo rural». En el mismo medio en que vd. también se pronuncian en contra otros paisanos aunque con distintos argumentos.
Quiero decirle en primer lugar que coincidimos “en que será un reclamo para turistas” no así en que no todos vamos a vivir del turismo rural ¿y porque no? ¿Porque no pueden vivir todos los habitantes de Os Ancares del turismo? ¿Acaso los turistas tienen necesidades diferentes de las que se producen en los Ancares ? ¿Que produce vd. que no pueda ser consumido o usado por el turista?
Puede ser que el proyecto no sea del agrado de todos; pudiera ser que no este suficientemente desarrollado o que primen más los intereses privados que los generales, pero no hay duda que la “figura” de un Parque Natural, bien diseñado y gestionado, es una gran solución para evitar el despoblamiento de la Comarca, para terminar con la sangría de la emigración.
Nací en una aldea de Baralla, soy ancareño, claro está, a menos que vd. piense que Os Ancares son solo Cervantes y Navia; difundo y difundiré el esplendor da miña terra nai. Visite parques naturales por España y por el mundo incluido Josemite en California, y puedo asegurarle que la belleza, suntuosidad y la riqueza natural de “nuestros Ancares” brillan entre ellos y además creo que las poblaciones integradas en esos lugares; viven, y muy bien, por y para el turismo, más aún acabaron con su decadencia, así lo pude apreciar.
Ahora bien, hay gentes que argumentan que Os Ancares se han mantenido así sin necesidad de la intervención de la administración y cuan equivocados están; somos muchos los que hemos visto hórreos cerrados con bloques de hormigón, pallozas destruidas, castros arrasados y muchas aberraciones que se podían haber evitado de haber regulado adecuadamente las condiciones de conservación y mantenimiento ¿Porque no se hizo? Probablemente debido a la escasez de miras a la que nos tienen acostumbrados los pequeños caciques que persisten en estos parajes ¿o no...quizás no sea así? ¿Quizás no existen? En cualquier caso extraña, y mucho, que no se alzara la voz contra las restricciones con la que cuentan los Ancares, que no son pocas, cuando proporcionan beneficio solo a unos pocos y no me refiero únicamente a la reserva de caza de uso selectivo “para escopeteros de postín” .
Finalmente señora o señorita Edita Gómez no quiero par por alto el uso, sin motivo, que pretenden hacer algunos de la opinión de que “aquellos que vivimos fuera” somos interesados en sacar partido de nuestras tierras. “Caralladas” aparte, estas tierras, que según algunos redimieron de sus fueros los condes de Grajal y Lemos, señores feudales auténticos tiranos, son propiedad privada pero pertenecen a bien común. Por cierto, los Irmandiños, aquellos revolucionarios de la edad media, se levantaron contra la explotación y trato indigno al que estaban sometidos y al conde de Lemos lo corrieron hasta Castilla que es lo que hay que hacer con todos los explotadores echarlos de nuestra tierra y así evitaremos que sean ellos los que nos echen a nosotros.
Crear un Parque Natural en Os Ancares es buscar un espacio donde podamos mantener un desarrollo económico sostenible que acabe con la sangría de la emigración. Hacerlo es tarea de todos y sin escatimar esfuerzos. Se puede, señora o señorita Edita Gómez, vivir del turismo y conservar con orgullo el legado de nuestros antepasados. No se deje guiar por métodos caciquiles que enmascaran los intereses privados con la autentica realidad. Los terrenos tienen el valor que tienen; malo, muy malo, porque no hay peor tierra que la que no te da para comer y la nuestra, a mi al menos solo me proporciona “morriña”. Os Ancares precisa de una regulación y cuanto antes; cierto que habrá de hacerse conciliando todos los intereses, separando el polvo de la paja, escuchando a quien tenga algo que decir. Sin amenazas o coacciones; sin quemar los montes.
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