16 febrero 2010

FONSAGRADA, UNA ETAPA DEL CAMINO DE SANTIAGO

Fonsagrada y el camino primitivo

Se puede definir al peregrino como penitente,
viajero o caminante, también son sinónimos,
incluso romero y sinembargo hay quienes dicen
“que el verdadero peregrino es aquel que viene a Santiago
y romero el que va a Roma”...,
teoría verdaderamente curiosa.



Hace un tiempo llegué A Fonsagrada con un esplendido día otoñal; francamente impresionado al contemplar tan exuberante paisaje. Prometí relatar mi visita y hoy cumplo dedicando este post a mi amigo Antonio Gómez, compañero de habitación de mi padre en el Hospital general de la capital lucense. Los muchos años de diferencia de edad entre vosotros, setenta años, no fueron motivo de desencuentro, todo lo contrario surgió la amistad ¡Gracias Antonio!

A Fonsagrada aparece ante el viajero mostrando su silueta urbana sobre la cima de un monte romo; ante mi, aparecía y desaparecía entre curva y curva del puerto del Acebo dejándome atónito en la contemplación de sus paisajes, atrayendo mis pensamientos sobre el modo de vida de las gentes de aquellas aldeas. Resulta difícil entender la forma de vivir a más de 950 m. de altitud, sobre todo en los largos y crudos inviernos donde a la fuerza hay que permanecer muchos día encerrados en las casas y aislados del mundo , sin por salir o entrar. Aún hoy, con los más modernos medios de transporte, cuesta acceder a la villa.
Siempre supe que A Fonsagrada gozaba de gran importancia; era muy conocida por su feria ganadera. Recordaba haber ido a ella en mis tiempos de mozo pero era evidente que me hallaba en una ciudad de la que bien poco conocía y lo fuí fuí descubriendo nada más entrar en la urbe mientras iban apareciendo las casas con escudos de nobles hidalgos gallegos, posadas, comercios, mesones rezumantes de rancio abolengo; una ciudad y sus gentes de agradable trato, más próximas al pasado que al presente y … poco a poco cautivo y sumido en extraños pensamientos; dejando vagar mi imaginación fuí en busca de A Fonsagrada medieval. Si, de una urbe medieval situada en pleno corazón de las sierras orientales de Galicia … en el tejer y destejer de mis pensamientos descubrí que se encuentra a mitad de camino entre Oviedo y Compostela; justo en la mitad del “Primitivo camino de Santiago”. Preste atención a los aldabones de las puertas, a las argollas instaladas junto a las entradas de las casas para la sujeción de caballerías, vi gentes a caballo y el trato esmerado cuidado de los caballistas a sus caballos...que había muchos y en su mayoría: peregrinos ...quedé sugestionado y entre la sugestión y el hechizo comencé a fantasear...
Fue entonces cuando mis pensamientos tropezaron con el rey de Asturias, Alfonso, el casto...
Allá por el año 814, Alfonso II, el Casto, recibió la visita del Obispo de Iria Flavia para comunicarle la buena nueva; un monje (curiosamente llamado Pelayo) había descubierto la tumba de Santiago el Mayor... El sepulcro del Santo Apóstol... Tal aparece en, leyendas o tradiciones...
Por si, sí, o por si no...es de suponer que el rey Astur emprende viaje a Compostela por la sendas más cortas y llegando A Fonsagrada en su ruta hacía Compostela... y desde aquella marcha, travesía o trayecto, a la ruta se la conoce “por el camino primitivo” y a Alfonso II, el Casto, pasa por ser el primer peregrino al sepulcro del Apóstol...

Se puede intuir que el recorrido no era precisamente un camino de rosas y que, naturalmente, el rey de Asturias, no iba ir caminando a Compostela; es de suponer que llevaría grande compañía, probablemente un nutrido grupo de hombres de armas para su protección y la de su séquito.
Abd al-Malik y sus hombres, en esos tiempos atacaban y azotaban, constantemente el reino Astur; recorrer los 320 Kilómetros que separan Oviedo de Compostela fue, sin duda, una odisea...


Ya se sabe, los gallegos somos muy dados a las odiseas: o no es una odisea embarcamos en la emigración, rumbo a las américas o a cualquiera otra parte del mundo en busca de una vida más digna... es toda una aventura, una gran hazaña para supervivir y también se sabe que estas son tierras de leyendas, tierras de cultos primitivos y de ancestrales costumbres.

¿Pero es una leyenda el camino de rey Alfonso?

Se puede intuir, y cabe la posibilidad de que Alfonso II, el Casto, no fuera a peregrinar al sepulcro del Apóstol y que pudo haber organizado una expedición armada para combatir al “moro invasor”.
De este modo el viaje a Compostela, debió consistir en un castigo para todos los enemigos que encontró o le salieron al encuentro y cabe suponer que Abd al-Malik, y sus hombres no fueron capaces de resistirlo allí por Burón, Fonsagrada, Fonfría, Barbeitos, Paradanova, Paradavella, en los montes y valles de la sierra da Lastra, y se puede pensar en los árabes huyendo por la “vía Calciata” hasta que finalmente se tuvieron que enfrentar con Alfonso en el Campo da Matanza, en la parroquia de Esperela (Baleira) pues como todo el mundo sabe, allí tuvo lugar la batalla del rey con los árabes. Seguramente, Abd al-Malik, se rendiría ante el valeroso Alfonso quien continuaría hasta Compostela no sin visitar Samos o sin pasar por Lugo. Si Abd al-Malik, no se rindió, Ala él, “allá” él; yo sí quedé rendido ante la espectacular belleza de las montañas y valles de A Fonsagrada y agradecido del trato de sus gentes.